vamos a cambiar este mundo porque somos personas que morimos por encontrar el amor a la vuelta de la esquina

domingo, 24 de junio de 2012

DE HIPOCRESÍAS Y BIPOLARIDADES


Pienso en la sintomática bipolaridad sobre la que se desarrolla en devenir de lo que han llamado la política.
La inconcebible necesidad de simplificar, resumir y transformar cualquier análisis en una frase, una pose o un zócalo informativo; mantiene, a una sociedad apegada al menor esfuerzo y la hipocresía, dependiente de la opinión tendenciosa de los medios y proclive a crear ángeles y demonios de poca monta y dudosa reputación.
Es patética la posición de Moyano, es una afrenta al sentido más básico de la ética y el respeto ciudadano... pero no menos triste es haber creído que ese energúmeno era un ejemplo de líder de los trabajadores.
Los peronistas tienen un vademecum para la traición, el cual depende del facultativo que lo aplique y en circunstancias de contexto que se presente (estrictamente coyuntural), entonces de allí salen los diagnósticos y los dictámenes.
Moyano no es... traidor, apretador, mafioso y cómplice de los personajes mas oscuros de nuestra historia, de ahora o hace unos meses ... Eso está en su naturaleza de dirigente. Cultor y jerarca de mesas chicas, donde la cantidad de gente que decide, es un número impar menor que 3.
No es raro que Macri, Magnetto, Buzzi, la Sociedad Rural, los "caceroleros VIP", los "piquechetos" y varios etcs... cambien sus opiniones sobre el personaje que le pueda resultar funcional a sus intereses... eso es parte también de su naturaleza poco ética y perversa.
La realidad, como única verdad, requiere de mujeres y hombres libres que sean capaces de analizarla e interpretarla en su día a día, rescatando las fortalezas y reparando nuestras debilidades como individuos y como colectivo... y aprovechar las oportunidades y desafíos que el mundo hoy nos presenta.
Mientras sigamos entretenidos con la lobotomía diaria de sueños televisivos, de revulsiva farándula, del sanguinario culto al morbo, del consumo de titulares tendenciosos... el esfuerzo de unos pocos no alcanzará para garantizar la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación.
A pesar de todo ello, tengo la certeza que la revolución es un embrión que se gesta en los corazones de todos nosotros y no es otra cosa que la liberación de ese yugo que nos mantiene esclavos del pensamiento mezquino, que nos abruma e impide integrarnos desde las bases en un colectivo proactivo, comprometido con el desarrollo sustentable de nuestro pueblo

domingo, 26 de febrero de 2012

TRANSITANDO LA 51

aquí estoy en aquél lugar
donde supe llegar
como utópico caracol
haciendo caminos
aquí estoy
un paso más allá
de aquel horizonte de niño
que, como tal, jamás pensé alcanzar
aquí estoy
viendo lo que hay
del otro lado de la montaña
con la misma ilusión del ascenso
aquí estoy
tratando de sentirlo todo
comprender y tolerar
compartir y aprender
aquí estoy
un paso mas allá
de un precipicio de despegue
listo para volar
aquí estoy
casi hecho un adulto
dispuesto a darlo todo
por amor, paz y libertad.
aquí estoy
porque he venido
abriendo caminos
como utópico caracol

viernes, 16 de diciembre de 2011

CARACOL UTÓPICO

soy …
todas esas tardes  de manso sol y agua fresca...
noches de danzantes luciérnagas entre espinillos...
y esa plácida alborada de enredo entre tus piernas...


también…
fulgurante crepitar de ramita seca...
sereno canto del crespín...
brillante viajecito del mastuerzo...
y esa paz que sobreviene al estallar...


soy …
el que espera el beso y la caricia
en la parada en que no pasa…
el que cumple años sin fiesta…
el permanente deudor de llamadas
pero ninguneado receptor


también…
testigo de abrazos que no encuentro…
primer ministro de las obligaciones…
y peón de los derechos…
un par de calles sin cordones…
uno más en la autopista de utópicos caracoles…

viernes, 23 de septiembre de 2011

LA REVOLUCIÓN EN ALEGRIA


Queremos construir la lucha con alegría, con placer, con deseo y sueños a flor de piel, para que la revolución no se haga además de ineficaz, tediosa y aburrida; nos encantó la idea de podernos demostrar a nosotros mismos, sociedad civil, que podemos ser capaces de encontrarnos los diferentes y fortalecernos en las convergencias, potenciarnos en las virtudes y los aciertos, recuperarnos en las raíces y crecer hasta florecer en la imaginación..

lunes, 29 de agosto de 2011

OTRA VELA PARA SOMBRA


Madrugada. Arriba la luna sigue en su deslavado desnudarse de la luz azul que la viste. La oscuridad le perdona las cicatrices y le ofrece, generosa, otro velo para su impudicia. Abajo la sombra se acurruca en el último rincón de su desvelo.
Eso que se levanta, ¿es un viento o un puente buscando lejos la otra orilla para acabar de tenderse?
Un suspiro, tal vez.
Y otra vez la duermevela y sus ilusiones: una serpentina suspirada y liada en un cuello ausente, el ansia levantándose y hundiéndose en el bajo vientre, el leve respirar de la sombra en el oído de la noche, el deseo vistiendo la morena luz de la penumbra, un beso largo y húmedo en los otros labios, la mano escribiendo una carta que nunca llegará a su destino:
Daría lo que fuera por enredarme entre sus piernas, por confundir nuestras humedades, por desgastarme en la luna hendida de sus caderas. Daría lo que fuera, menos dejar de hacer lo que es mi deber hacer .
Amanece.
El sol empieza a ayudar a las casas y edificios en su lánguido inclinarse a occidente.
Afuera preguntan:
“¿Listo?”.
Adentro la sombra dobla con cuidado el ansia, la pone en el bolsillo izquierdo de la camisa, cerca del corazón, y responde:
“Siempre”.

jueves, 25 de agosto de 2011

BARES


En primer lugar, los bares están para sentarte delante de una servilleta con un lápiz y esperar que acuda en tu ayuda la luz del Espíritu Santo. Cuando la luz del Espíritu Santo no se enciende, entonces los bares están para mirar el tráfico a través de la ventana, auto por auto, hasta llegar al infinito.
En ningún lugar como en los bares se puede oír el ruido de los neumáticos sobre las calles mojadas y observar la confusión de hombres y mujeres que pasan navegando a través de ese río, que nunca se termina. Ahí pasa un colectivo. Ahí pasa una mujer que se llama Norma. Uno al que le duelen las muelas y otro que no tiene monedas para volver a casa.
Los bares, en segundo lugar, existen para que la barba pueda crecer como Dios manda y para tamborilear con los dedos como hacía Lee Marvin cuando ligaba dos ases y un caballo.
Los bares están para controlar la exactitud del tiempo que se va a través del reloj que hay sobre la caja registradora y también son indispensables para ir al baño atravesando pasillos interminables con lámparas agotadas.
En tercer lugar, los bares están para esperar. Toda la vida. Algunos están hechos a la medida para jugar al ajedrez, para leer el diario, hablar por teléfono o atarte el cordón de los zapatos. Eso en cuarto, en quinto y sexto lugar.
En séptimo están los que no bien te ven llegar empiezan a tocar tus canciones favoritas. Conozco un bar que se gana la vida tocando el mismo disco de Caetano Veloso: Así / es / co / mo / se / e / na / mo / ra / tu / co / ra / zón / con / el / míooo.
Y, para terminar, están los bares que están donde tienen que estar porque siempre se los necesita. ¡Oh!, ¿cómo era ese cuento de Hemingway? Ése del tipo que estaba sentado en un bar y era la una y no se iba y eran las dos y no se iba, y entonces el mozo viejo le decía al mozo joven:
–Dejalo, no le digas nada, no necesita más que un lugar para estar solo, un lugar caliente,

domingo, 21 de agosto de 2011

EL PELUQUERO - Jorge Boccanera

Asentaba navajas en un listón de cuero,                                   
porque era su trabajo arrancarle a los rostros sus                       
animales muertos.                                                         
Hacía barba y bigote para el espejo atestado de                           
gente.                                                                   
Su navaja pulía aquélla superficie,                                       
rasuraba los rostros del espejo y haciendo su                             
trabajo                                                                   
afeitaba al espejo ?                                                     
                                                                         
Era más chico que un tarro de gomina Brancato                             
mi abuelo,                                                               
por una cabeza más alto que la muerte.                                   
Invitaba al cliente sacudiendo una toalla                                 
y el cliente ocupaba aquél sillón Dossetti de                             
madera                                                                   
y entraba en el espejo.                                                   
El estilista hablaba solamente con su tijera                             
y cuando ella por fin tenía la lengua despegada hacia un lado             
el decía: «servido».                                                     
                                                                         
Mi abuelo maquillaba al espejo con estrellas de                           
talco y usaba un pulcro saco blanco.                                     
La muerte-que también es prolija- le envidiaba                           
su colección de peines.                                                   
                                                                         
Un día la muerte, que hojeaba una revista                                 
deportiva, dijo: «me toca a mí».                                         
Y ocupó aquél sillón, despatarrada y con un                               
remolino en la cabeza.                                                   
«Tiene un pelo difícil», dijo sin voz mi abuelo.                         
Después, la muerte asentó su navaja y haciendo                           
su trabajo, rasuraba al espejo ?                                         
El peluquero se marchó bajo un cielo cualquiera                           
con estrellas de talco.                                                   
El espejo se pasó la mano por la cara afeitada,                           
suave, como un recién nacido