Murió el poeta
lejos de su hogar...
el presagio de Machado
lo sorprendió en el camino.
Arremetió feroz
aún mal herido...
el designo de Almafuerte
y un sordo grito, su suspiro.
Tortuoso es el camino
de todo grande hombre,
de toda gran corriente...
como el arroyo de Nietzsche
avanzó generoso a su destino
Defendió hasta con el alma
la casa de su padre...
la pasión de Aresti
iluminó su esencia vasca
Lloremos un barril de lágrimas.
con un montón de ojos lloremos...
como en el canto de Sabines
ningún mar estará completo
Un gran hombre ha partido
padre, esposo, abuelo...
quiera su Dios
bien recibirlo
y florezca en nosotros
su cabal ejemplo.
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